Una de las preguntas más importantes que tienen los cristianos es sobre la Trinidad, que es Dios. Esta es una certeza que tenemos según la Biblia. Sin embargo, comprender su significado es muy complejo para la mayoría de las personas.
Esto se debe a que no podemos concebir esta realidad; nuestras mentes son demasiado pequeñas y limitadas para comprenderla plenamente. Pero, como ocurre con la mayoría de las cosas que no podemos ver ni explicar, la fe es esencial.
En este sentido, la Biblia nos asegura que Dios es trinidad y debemos creer sin necesariamente entender, después de todo, Dios es mayor que nuestra capacidad de entenderlo.
Así pues, en varios pasajes podemos estar seguros de ello.

¿Es Jesús Dios?
En Juan 1, versículo 1, se afirma que en el principio, Jesús estaba con Dios y era Dios. Por lo tanto, es evidente que Jesús y Dios son uno, ya que solo la esencia de Dios pudo estar con él desde el principio, y la esencia es Dios mismo, ya que solo él existía.
Además, en Juan 8, a partir del versículo 58, Jesús mismo hace esta declaración. Al explicar a los judíos cómo pudo haber visto a Abraham, Jesús les dijo que antes de que Abraham existiera, él ya era, es decir, ya existía.
Concluyeron, entonces, que con tal afirmación Jesús quería decir que él era Dios mismo, pues siendo hombre no podía haber existido durante tanto tiempo.
En Éxodo 3, versículos 13 y 14, Dios, al responderle a Moisés sobre su nombre, dijo que era el Yo Soy. De igual manera, cuando le preguntaron a Jesús quién era, respondió que era el Yo Soy. Por lo tanto, queda claro que Dios y Jesús son uno.
Además, la Biblia nos muestra en varios otros puntos que Jesús es verdaderamente Dios. Entre ellos, podemos citar Mateo 28, versículo 9, donde Jesús permitió que la gente lo adorara, pero era judío y sus creencias dictaban que solo se podía adorar a Dios, nunca a los hombres.
Otro momento fue en Marcos 2, versículos 5 al 7, donde Jesús perdona los pecados y, una vez más, esta fue una acción que sólo Dios podía tener, mostrándonos que Él era Dios mismo.
Asimismo, hay varios otros pasajes que respaldan explícitamente esta afirmación. Pero basta con observar las acciones de Jesús para ver que solo Dios podía actuar como Él lo hizo. A diferencia de todos los hombres, Jesús no solo era humano, sino también santo, guiado por el mismo Espíritu Santo. Después de todo, Dios es una trinidad.
Reflexionando
Hemos visto, por tanto, que Jesús es verdaderamente Dios. Jesús es la forma humana de Dios. Él eligió pasar por la experiencia humana para salvarnos y enseñarnos a vivir.
En este sentido, Jesús vivió como nosotros. Nació como un bebé, creció y aprendió como nosotros. Sintió hambre, sed, cansancio y dolor como cualquier otra persona. Su principal diferencia fue su impecabilidad. Jesús es santo. Por eso siempre actuó de manera diferente, incluso de niño.
Por ejemplo, a los doce años, fue a Jerusalén con sus padres para celebrar la Pascua. Al regresar, sus padres se dieron cuenta de que se había quedado. Tras mucho buscar, lo encontraron en el templo, predicando, respondiendo preguntas y enseñando las Escrituras a los hombres allí presentes.
Así que todos quedaron sorprendidos por su gran sabiduría, aunque era tan pequeño, ya era muy sabio.
Por lo tanto, necesitamos aprender de todas sus acciones. Jesús nos enseñó muchas cosas, como el perdón, el amor, honrar a la familia y, sobre todo, seguir a Dios.
En muchas situaciones, actuamos con ira, impulsivamente, y terminamos siendo resentidos y crueles. Pero debemos poner en práctica lo que Jesús nos enseñó y aprender a perdonar y amar al prójimo.
A veces no entendemos las acciones de otras personas y por eso somos incapaces de perdonar o actuar con amor.
Pero en un momento dado, Jesús le pidió a Dios que nos perdonara, porque no sabíamos lo que hacíamos. Así que necesitamos reflexionar sobre esto.
A veces pensamos que la otra persona está equivocada y no queremos perdonarla, pero necesitamos saber que, desde su punto de vista y en el contexto de su vida, hace lo que cree que es correcto.
Cada persona hace lo mejor que puede con lo que tiene. Por lo tanto, así como Jesús pidió perdón por nosotros, por no saber lo que hacíamos, también debemos mirar a nuestros hermanos y hermanas y perdonarlos.
Con gran fe y positividad, escribe para Pray and Faith, llevando mensajes y enseñanzas Divinas a todos.