A veces la vida se siente estancada. Los planes no fluyen, la mente está pesada, el corazón está inquieto. Y pensamos: "¿Qué está faltando?"
Miramos afuera, buscamos respuestas en lo que falta, en lo que aún no ha llegado, en lo que aún no hemos logrado.

Pero hay algo simple, profundo y poderoso que lo cambia todo: gratitud.
Antes de preguntar, antes de correr, antes de angustiarse… gracias.
Porque cuando la gratitud se convierte en el primer paso, Los caminos se abren.

¿Por qué dar gracias en primer lugar?

¿Por qué estar agradecido? Es reconocer lo que ya existe.
Se trata de quitar el foco de lo que falta y darnos cuenta de lo que ya está presente.
Se trata de mirar la vida a través de los ojos de la fe, no de la escasez.

La gratitud cambia la energía del día, cambia la forma en que oramos, la forma en que pensamos, la forma en que sentimos.
Ella eleva el corazón al lugar donde la bendición puede tocar.
Y cuando el corazón está en sintonía con lo que ya es bueno, El nuevo fluye más suavemente.

La gratitud atrae lo que aún no tienes.

Parece mágico, pero es espiritual.
La gratitud crea espacio. Despeja el camino interior.
Cuando agradeces por lo poco, lo mucho encuentra espacio.
Cuando das gracias antes de lograr algo, ya le estás diciendo al universo —y a Dios— que Confía en lo que vendrá.

“Dad gracias en todo.”—1 Tesalonicenses 5:18

La Biblia no dice que demos gracias después Que todo salga bien.
Ella dice: en todo. Ni antes, ni durante, ni después.

Una oración que comienza con gratitud tiene más poder.

Muchas veces oramos pidiendo. Clamando. Desesperadamente.
Y eso está bien. Dios escucha el clamor.
Pero cuando la oración comienza con un “gracias”, sucede algo diferente.

Es como si el cielo reconociera allí un corazón que ya comprendía que Todo está presente.
Y quien reconoce los dones que tiene, recibe más.
Quien honra lo que ya llegó, prepara el terreno para lo que está por venir.

Intente comenzar su oración diciendo:

  • “Gracias por otro día.”
  • “Gracias por la vida que tengo, incluso con desafíos”.
  • “Gracias por estar conmigo, incluso cuando no puedo verte”.
  • “Gracias por las puertas que se abrieron y las que se cerraron para protegerme”.

Sentirás que la oración toma otra dirección. No sube, fluye.

La gratitud cambia la frecuencia del alma.

La mente puede estar cansada. El cuerpo, exhausto.
Pero un corazón agradecido no se rinde.

La gratitud te pone en otra frecuencia.
Te hace ver detalles que antes pasaban desapercibidos.

  • La cama que te dio la bienvenida por la noche.
  • La comida que mató el hambre
  • El mensaje que llegó en el momento justo
  • La liberación que ni siquiera notaste
  • La fuerza para levantarse incluso sin querer

Todo esto es gracia.
Y cuando des gracias, reconoce lo invisible que te sostiene.

Antes de quejarte, da gracias

Es automático: el tráfico, el trabajo, la factura que llegó. Quejarse es fácil.
Pero trate de reemplazar las quejas con gratitud, incluso si al principio es forzado.

En lugar de decir “qué día tan difícil”, prueba decir “gracias por otro día, incluso con los desafíos”.
En lugar de decir “nadie me ayuda”, di “gracias a las personas que, de alguna manera, me apoyan”.

Puede que parezca poco, pero cambia todo por dentro.
Y lo que cambia por dentro, cambia por fuera. Siempre.

La gratitud revela lo que esconde el miedo

Cuando estamos ansiosos, asustados o frustrados, olvidamos todo lo que ya hemos superado.
Olvidamos cómo ha actuado Dios antes.
¿Cuántas veces hizo que lo imposible sucediera?
¿Cuántas veces lo que parecía el final fue el principio?

La gratitud nos devuelve al recuerdo de lo que es real.
Ella dice: Mira lo que ya has superado. Mira lo que ya tienes. Mira cuánto has crecido.
Y de repente, el miedo pierde su fuerza.
La fe crece.
La esperanza renace.

La gratitud no es negar el dolor: es transformar la manera en que lo ves.

Estar agradecido no significa fingir que todo está bien.
Significado Reconocer que, incluso en medio del dolor, todavía hay algo por lo que estar agradecidos.
Incluso en medio de la pérdida, hay algo que apreciar.
Incluso en medio del caos, hay luz.

A veces la gratitud es simplemente eso:
“Gracias por estar conmigo, incluso cuando no entiendo nada”.

Y esa frase por sí sola te mantiene en pie.

¿Cómo practicar la gratitud todos los días?

1. Despierta sintiéndote agradecido. Antes incluso de levantarte, di: “Gracias, Dios, por otro día.”

2. Mantén un cuaderno de gratitud. Escribe tres cosas por las que estás agradecido cada día, sin importar lo pequeñas que sean.

3. Sé agradecido con la gente. Envía mensajes de agradecimiento a quienes te ayudaron, te inspiraron o te escucharon.

4. Al final del día, haz un balance de tus bendiciones. Piensa: ¿qué fue un regalo hoy? ¿Qué me sostuvo hoy?

5. Incluye la gratitud en tus oraciones. Antes de preguntar, gracias.

La gratitud abre el camino porque abre el corazón.

Muchas veces nos cerramos a recibir porque nos centramos en lo que falta.
La gratitud abre.
Hace que el corazón se expanda.
Y donde hay un corazón agradecido, Hay espacio para que Dios actúe libremente.

Ver también: Oración a San Jorge para protección

30 de abril de 2025