El matrimonio es una de las instituciones más antiguas y sagradas mencionadas en las Sagradas Escrituras. A lo largo de los textos bíblicos, Dios habla al corazón de los creyentes sobre el profundo significado del matrimonio, ofreciendo directrices, consejos y promesas a quienes deciden unir sus vidas bajo este pacto sagrado. 

Lo que Dios dice acerca del matrimonio

En el corazón de la Sagrada Escritura, encontramos innumerables pasajes que iluminan la comprensión divina del matrimonio. Este sublime sacramento, visto desde la fe, es mucho más que una simple convención social o un contrato entre dos partes. Es, según el designio divino, una alianza sagrada, un voto perpetuo que refleja el amor incondicional de Dios por la humanidad.

1. Fundamento divino del matrimonio

Desde el principio, el matrimonio fue instituido por Dios. En el libro del Génesis se dice: «No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda idónea para él» (Génesis 2:18). La creación de Eva como compañera de Adán establece el matrimonio como una unión divinamente ordenada, diseñada para la complementariedad y el compañerismo. Esto refleja el deseo de Dios de que no vivamos aislados, sino en íntima comunión con otro ser humano.

2. El matrimonio como alianza

En la Biblia, el matrimonio se describe a menudo como un pacto, no solo como un contrato entre dos partes. En Malaquías 2:14, se describe como "el pacto de tu juventud", enfatizando su carácter sagrado y vinculante. Dios considera el matrimonio un compromiso serio y duradero, donde la fidelidad y la dedicación mutua son imperativas. Este pacto refleja la relación inquebrantable de Dios con su pueblo.

3. Amor, Respeto y Sumisión

Efesios 5:22-33 ofrece una de las enseñanzas más profundas sobre el matrimonio, instruyendo a los esposos a amar a sus esposas «como Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella», y a las esposas a respetar a sus esposos. Este texto no solo establece el amor sacrificial como fundamento del matrimonio cristiano, sino que también enfatiza la importancia de la sumisión y el respeto mutuos. El amor descrito aquí es activo, paciente, bondadoso y desinteresado: un reflejo del amor de Dios por nosotros.

4. Unidad y propósito común

El matrimonio también es un camino de unidad y propósito común. Eclesiastés 4:9-12 enfatiza que «mejores son dos que uno», pues tienen mejor recompensa por su trabajo. La unión matrimonial no solo busca el beneficio emocional o físico de los cónyuges, sino también el cumplimiento de propósitos mayores juntos, ya sea criar hijos, servir a la comunidad o glorificar a Dios a través de sus vidas.

5. Perdón y crecimiento

No se puede hablar del matrimonio sin reconocer la inevitabilidad de los desafíos y los conflictos. Colosenses 3:13 enseña: «Soportaos unos a otros y perdonaos si alguno tiene queja contra otro. Como el Señor os ha perdonado, así también hacedlo vosotros». El perdón es fundamental en el matrimonio, ya que permite a las parejas superar obstáculos y crecer juntos en la fe y el amor.

6. El matrimonio como espejo del amor divino

Finalmente, el matrimonio es un reflejo del amor divino. La relación entre Cristo y la Iglesia se usa a menudo como analogía del matrimonio cristiano, donde el amor incondicional, el sacrificio y la entrega son fundamentales. Al vivir estos principios en su matrimonio, las parejas reflejan el amor de Dios al mundo, dando testimonio de su gracia y misericordia.

Reflexión

Reflexionar sobre lo que Dios dice sobre el matrimonio nos lleva a reconocer la seriedad y la belleza de este pacto. En un mundo donde el compromiso a menudo se considera algo desechable, la Escritura nos llama a ver el matrimonio como una vocación sagrada, arraigada en el amor, el respeto y la fidelidad.

Al hacer esto, no sólo honramos a Dios y sus designios para nuestras vidas, sino que también encontramos verdadera alegría y satisfacción en el viaje compartido del matrimonio.

El matrimonio, por lo tanto, como se describe en las Escrituras, es una aventura divinamente instituida, llena de desafíos, alegrías y oportunidades de crecimiento espiritual y personal. 

Al comprometernos a vivir según los principios bíblicos, podemos esperar una relación que no solo perdure, sino que prospere, reflejando el amor y la gloria de Dios al mundo. Que cada pareja se esfuerce por incorporar estas verdades a su vida matrimonial, buscando siempre a Dios como el fundamento de su relación.

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4 de marzo de 2024