Adán comió el único fruto prohibido por Dios cuando aún vivía en el Jardín del Edén. Por este pecado, fue expulsado del Reino de Dios y se convirtió en mortal, sufriendo las penas divinas. 

Jesucristo, en cambio, fue perseguido y crucificado por difundir los preceptos de Dios a toda la humanidad. Su recompensa fue la resurrección. Este es el verdadero destino que Dios quiere para todos sus seguidores.

Dios no quiere que ningún hombre sea penalizado como Adán. Sin embargo, la justicia divina debe interpretarse mejor a través de la propia Biblia.

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¿Cómo es la justicia de Dios?  

Para comprender la justicia de Dios, tenemos que darnos cuenta de que, desde el pecado de Adán, todas las personas nacen en el mundo como pecadores. En otras palabras, todo ser humano está vivo para cometer pecados que son malos y juzgados con penas por Dios.

Para morir a tus pecados y volver a vivir en equilibrio, como un cristiano sano, tienes que seguir los preceptos cristianos. Adán no hizo esto después de su pecado, por lo que fue penalizado. Jesucristo, en cambio, vivió así desde su nacimiento y fue glorificado por el Padre.

Así que tienes que darte cuenta de que naciste con instintos pecaminosos. Esta es tu naturaleza original, consecuencia del pecado de Adán. Sin embargo, puedes lograr una transformación en ti mismo. Esto no significa que tengas que morir físicamente, como hizo Jesucristo.

Por lo tanto, necesitamos vivir en equilibrio con las enseñanzas de Dios, traídas a nosotros a través de Jesucristo. Sólo así podremos alcanzar la salvación completa.

Tienes que vivir como un hombre alejado de los pecados que Dios tanto penaliza. Tienes que vivir en comunión con Dios para garantizar la justicia de Dios de no ser penalizado. 

Sin embargo, los pecadores, las personas que no viven en comunión con Dios, no se salvarán, como no se salvó Adán. La única salvación es seguir a Jesucristo, el único y primer hijo de Dios.

¿Cómo funciona el perdón de Dios para los pecadores?

Al hablar de la salvación, es probable que se plantee la siguiente pregunta: es imposible vivir sin cometer ningún pecado, así que ¿cómo puede un pecador garantizar su salvación?

La gente entiende erróneamente que la justicia de Dios implica el perdón completo e inmediato de todas las transgresiones humanas. 

De hecho, toda transgresión será castigada por Dios. En este sentido, el perdón de Dios no puede aplicarse a ningún pecado. No es una forma de exonerar a nadie.

Sin embargo, hay un modo de ser perdonado por Dios: arrepentirse plenamente de tu pecado y no volver a cometerlo. Es el caso, por ejemplo, de los adúlteros, a quienes la Biblia instruye para que reciban una segunda oportunidad de su cónyuge, inspirada en el perdón que Dios nos ofrece a todos.

Además, el pecador necesita hacer una transformación interior, vivir en comunión con Dios, para ser verdaderamente perdonado. Si por Adán los hombres se convirtieron en pecadores por naturaleza, por Jesucristo está la verdadera salvación.

Esto significa que Dios sabe que los hombres pecarán y puede ofrecer su perdón: con el requisito de que los pecadores cambien y vivan según los preceptos del cristianismo, además de tener un verdadero arrepentimiento.

¿Cómo se puede vivir una vida libre de pecado para garantizar la justicia divina y salvarse?

Hay algunos consejos que puedes seguir, incluso como pecador, para ser perdonado y salvado por Dios. Echa un vistazo a algunas buenas prácticas cristianas:

1.     Toma a Jesucristo como ejemplo

En primer lugar, ten a Jesucristo como ejemplo para todo lo que hagas en la vida. Esto significa luchar contra tu naturaleza pecaminosa y vivir en comunión con Dios, desechando los actos pecaminosos y teniendo cualidades maravillosas como la humildad, el amor al prójimo y a Dios, el amor a ti mismo, la lealtad, la sabiduría, la mansedumbre, entre otras.

Transformarse lleva tiempo. Sin embargo, tomando a Jesucristo como ejemplo y estudiando mucho sus enseñanzas, es posible cambiar poco a poco.

2.     Reza una oración

Dios ha ordenado la plena obediencia a sus enseñanzas. En este sentido, vive tu vida en verdadera comunión con Dios. Para combatir los instintos pecaminosos, vivir en comunión con Dios e incluso perdonar algunos pecados, la oración es un poderoso aliado. Así que reza mucho. La oración es una conexión inmediata con Dios.

Es una forma de mostrar humildad, fe, resignación y obediencia, cualidades muy valoradas por el Señor. 

3.     Estudiar mucho la Biblia

Sólo comprendiendo la Biblia en su totalidad será posible discernir el bien del mal según los preceptos cristianos, así como los requisitos para obtener el perdón divino y entender la justicia de Dios.

Además, estudiar la Biblia, asistir a los servicios y participar activamente en tu comunidad religiosa es una forma de estar siempre en comunión con Dios.