Contrariamente a la creencia popular, Jesús realizó su primer milagro ya de adulto, revelando que venía a cumplir las profecías sobre el Mesías. Convirtió el agua en vino.

El agua se convirtió en vino

      Este momento ocurrió en una boda, a la que Jesús había sido invitado, junto con su madre (María) y sus apóstoles.

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     Tras un tiempo de celebración, María notó que el vino para la fiesta se había acabado y que esto podría arruinar la fiesta. Entonces se dirigió al Hijo de Dios. En respuesta, el Mesías le dijo que aún no era su hora.

    Muchos, al leer este pasaje (en Juan 2, versículos 1 al 11), interpretan equivocadamente esta respuesta de Jesús, imaginando que Él fue grosero con su madre.

Sin embargo, es necesario saber que María no estaba simplemente haciendo una petición a su hijo, era una petición al hijo de Dios, así como la respuesta era un discurso del mismo Mesías, es exactamente por eso que ella lo entiende y espera en la confianza de que Él hará algo.

     En este contexto, María les dijo a los sirvientes que hicieran lo que Jesús les ordenara. Entonces Jesús les indicó que llenaran las seis tinajas grandes de piedra con agua. Después, les indicó que le llevaran un poco al encargado del banquete.

Al probar la bebida, el camarero notó que era de la más alta calidad. Llamó al novio y lo felicitó, pues la moda en aquel entonces era servir primero el mejor vino y luego el de inferior calidad después de que los invitados hubieran bebido mucho.

 Sin embargo, se dio cuenta de que en ese evento el mejor vino se había guardado para el final.

     Así pues, éste fue el primer milagro de Jesús, de esta manera Él reveló su gloria y los discípulos creyeron en Él inquebrantablemente.

Reflexionando sobre el primer milagro de Jesucristo

    Cuando hablamos de milagros nos referimos a acontecimientos sin explicación humana, muchas veces considerados imposibles. 

    Así, al igual que con el primer milagro de Jesús, Dios realiza proezas incomprensibles. Al fin y al cabo, convertir el agua en vino es algo incomprensible; son sustancias completamente diferentes (incluso existe la expresión «transformarse de agua en vino» para referirse a algo o alguien que ha cambiado por completo), pero Jesús lo hizo.

   De la misma manera, en nuestra vida puede haber transformaciones que parezcan imposibles, pero debemos recordar que para Dios nada lo es.

    Por lo tanto, debemos tener fe y confianza en Dios, reconociendo que Él puede transformar nuestras vidas y creyendo que lo hará. En Hebreos 11, versículo 6, se encuentra esta misma declaración, que explica la absoluta necesidad de tener fe en el Señor.

      Desde esta perspectiva, podemos reflexionar sobre la actitud de María: actuó exactamente como debíamos. Presentó su petición al Señor y esperó su compasión con confianza y fe.

La respuesta de Jesús también nos enseña, al decir que no era su tiempo, la palabra nos muestra que muchas cosas deben hacerse en el tiempo de Dios y no cuando nosotros queremos.

Él es quien conoce nuestro futuro y lo que realmente necesitamos. Por eso, a veces no entendemos por qué las cosas no salen bien, pero debemos recordar que todo tiene su momento y su propósito.

        En este sentido, es importante recordar que todos estamos aquí por un propósito mayor, y que nuestras propias vidas ya son un milagro del Señor. Debemos estar agradecidos por quienes somos y por todo lo que tenemos.

       Además, otra reflexión interesante se refiere al mandato de María a los sirvientes. Les dice que hagan lo que Jesús les ordene, y así, Jesús realiza el milagro. De este pasaje también podemos inferir una lección para nosotros: debemos hacer lo que Jesús nos manda y nos enseña, para que él pueda actuar en nuestras vidas, obrando milagros.

       Un dato interesante es que el primer milagro de Dios solo se menciona en el Evangelio de Juan. Esto se debe a que este discípulo es más cercano a Jesús y, por lo tanto, habla extensamente de su divinidad. Por lo tanto, este libro es uno de los más profundos de la Biblia, brindándonos una gran cantidad de información sobre Jesús. Finalmente, el primer milagro de Jesús es sumamente importante porque, a través de él, Jesús reveló quién era realmente: el Salvador anunciado en innumerables profecías.